antes eras
sin mí cual religión de nubarrones
y yo te robé las abejas
abarrotadas de lágrimas de hielo
como la foto que no se olvida
como la caja fuerte perpetua
porque es el destino un rigor óseo
y yo lo fracturé
para tener lo que me gusta
sin tener idea de cómo
solo quería… y eras esplendor
luciérnaga
muriendo en la dehesa
de un ciego cómo te buscaba
cómo te encontré
en tu suelo de posibles jardines
de sensibilidad y caos
con el corazón
carburando un día
sí un día no sé
y me preguntaste cómo debías llamarme
y te gustó el nombre que te dije
y fuimos
descubriendo voces y epidermis
para un día unirlo todo
y que ya no nos importara tiritar