EL RÍO ME SEDUJO
Jugaba mi alma a ser río
bañando ebrios atardeceres de estío
jugaba mi alma a ser río
descansando en las orillas nocturnas
del refugio de piedras azules.
Bebí mansas constelaciones
y mi silueta besaba los valles.
Albergué lunas de mil fulgores
y fui libre en mi cautiverio
de poesía seducida por el río.
Drené en un estuario sin vientos
en un mar que no agoniza
endulzando su salobridad
de plata de hielo y de eternidad.