Norma Roque

Fuerza interior

 

    Sola, con el alma herida

frente al inmenso puente de hierro

que yergue su estructura

violando la plenitud del horizonte,

miro correr el  agua cristalina,

mientras me acaricia

el frío de la brisa anunciadora del otoño

que se avecina, cargado de dorados y de rojos.

 

   Veo danzar las hojas suavemente y

correr a los niños por los vías

mientras cantan y ríen,

acompañados

por la dulce sinfonía de los pájaros.

 

   Y entonces me doy cuenta que estoy viva.

Y entonces grito:

   ¡Quiero beber del agua, del aire, de la tierra...

las fuerzas necesarias

para seguir andando,

forjando sueños

y desplegando alas!

 

    ¡Fraguando el temple

de mujer que no se deja vencer!