Anagracia

DESOLACIÓN

Qué día tan desolado

ése que no fue apaciguado

en que las horas pasaron

en que los tiempos dejaron.

 

Yo oculté lo que pensaba

qué más daba;

así solo rumiaba

lo que mi corazón ansiaba.

 

Cansancio, hastío, pobreza

salieron a pasear otrora

llevándose en esa hora

la voz doliente y sonora;

 

de todas mis pesadumbres

que son puras muchedumbres

y como viejas herrumbres

se apilan ya por costumbre.