Que fácil es cambiar un cuerpo,
Por otro diferente;
Y acostumbrarnos a la cotidianidad
De otro olor extraño.
Para adentrarnos en lo efímero
De un suspiro improvisado.
Aferrandonos a los delirios,
Con solo deseo del calor humano.
Nos confundimos,
Parece que no buscaramos amor,
Si no guaridas de besos, piel y huesos,
Para sentir que no morimos de frío.