-Le tengo horror al vacío. Al vacío, vacío; no al más apetitoso corte vacuno. Ni me animaron las locuras de los los años mozos tirarme desde el pequeño trampolín del Remeros Mercedes al río Negro...que se me escurría la valentía.
¡Y la muchachada de mi generación practicaba a las risas saltos ornamentales de cabeza, ya desde lo más alto que, para ellos, era arrebato sencillísimo!
Los más audaces, bien que podrían haberlos ensayado en las clavadas de la mejicana Acapulco.
De noche -durante mis delirios oníricos- sueño el anticipo de la muerte ineludible como una caída en un enorme pozo que me succiona ingrávido , aunque experimento al descenso una cierta dulzura y tranquilidad plena. Dura poco el trauma, que despierto ipso facto y constato, más rápido que el winger Gigghia por la punta del Estadio del Maracaná brasileño , si estoy aquí o en el Hades.La cuestiòn es no caer ni subir.
-Hoy los vi-
Hoy los vi. Por el mediodía. En la zona costera de Montevideo de la Rambla \"M.Gandhi\".
Trepaban un edificio en quilla muy apto en su pared lateral para colocar estratégicamente carteles estáticos del moderno consumismo publicitario.
Los dos arácnidos – pues postergaban en la habilidad su homínida condición de bichos terrestres- y con los aprestos de las normas de seguridad, realizaban las maniobras de adecuación del nuevo mensaje trepando hasta los pisos superiores de la magna torre. Yo nunca lo haría. De solo verlos activé mi aparato protector del temblequeo medroso.
Claro que, por doquier, había almas gemelas que se detenían a observar las acrobacias laborales del dúo trapecista con la que subsidian su vida honrada hacia el pan de la mesa pobre.
Yo portaba mi Nikon y les tomé una foto.
Los locos me divisaron saludándome estentóreamente. Hasta conversé a gritos tonantes con ellos. Querían saber dónde se publicaría la instantánea. Si en El País de Madrid, de Montevideo o en el New York Time. Les seguí piadoso la chanza y que serìa en las tres publicaciones internacionales . (¡Pobres!...si supieran que apenas iba para este mi humilde sitio de \"Poemas del Alma\".. Me siguieron el timo y aprobaban.¡Gozaban!)
No obstante, trabajar en altura es requisito duro. Las estadísticas del gremio de la construcción montevideano SUNCA son tétricas. Un error humano, una circunstancia aleatoria, la falla de un material…y todo se viene abajo. Y no hay posibilidad de despertarse como lo hago cuando sueño mi muerte.
¡Salud mis queridos compatriotas de los pisos cimeros! Los admiro. Aplaudo vuestra raza…pero no quisiera integrarla. Mis pies en la tierra; ¿vuestro coraje?... ¡ el volátil de Icaro y de Egeo ! Semidioses.