Mejorar o empeorar,
sonidos que no convencen
ni que mi aliento merecen,
ni que me gusten de veras.
Mejorar para mejor,
empeorar que empeora,
salir bailando una cueca,
una rumba de canela,
con la maraca sonando
cuando mejora una idea.
Tanto mejor por ahora,
tanto peor hace un rato,
tanto desastre que corre
en un virus mercenario
que penentra las costillas,
las nalgas, las zapatillas,
el corazón destrozado,
el vino que se termina,
y en le medio de mi vida
el valor que habré encontrado
por bailar la macarena
sin saber cómo bailarla
de pronto en la primavera
antes que el virus se vaya.