De muchas quimeras deshechas y rotas,
de tantos delirios de ensueños repletos;
florecen quintillas, germinan sonetos,
surcando los vientos igual que gaviotas.
De cuerpos lascivos emergen sus notas
con esos acordes de dulces minuetos;
y bocas granadas de besos inquietos,
inspiran mis rimas, de Venus devotas.
De mieles que fluyen de labios sensuales,
de tiernas pupilas, de lúbricas manos,
se abreva mi verso, de anhelos henchido.
Por eso mi canto conserva los griales
que ofrecen el vino de dioses paganos;
con férvido fuego, por Eros servido.
Autor: Aníbal Rodríguez.