Ayer día del padre, me crucé en la acera,
con cara entristecida, a la nostalgia,
renaciendo las emociones que la barita
mágica en el tiempo congela.
Pensamientos e imágenes volvieron,
a mi mente, aflorando mis sentimientos,
lágrimas de mis ojos en un momento,
con el corazón compungido, fluyeron.
El tiempo refuerza nuestro enlace,
ayer estabas conmigo, certeza segura,
como cuando era niño, y con dulzura,
me dabas el beso, que de un padre nace.
No hay adioses, ni un hasta luego,
en mi mente estás cada día,
cuando pienso lo que tú harías,
cuando tus consejos son mi consuelo.
José Antonio Artés