Si en el amanecer te pienso
en la mañana no es distinto
conquistas el dulce instinto
de dibujarte en un blanco lienzo
y en una copa de vino tinto
imaginar tu cuerpo que tanto pienso.
Con el arrullo del viento
de tu boca yo deseo
y a tu cuerpo yo consedo
todo lo que con fuerza siento.
Dime si me has soñado con locura si mi piel acariciaste y si a tus sabanas confiaste que con inmensa ternura en tu cama derramaste lo que te devuelve a la cordura.