EHUR OHR

La venganza...

Yo le amé aquella tarde…en legítima defensa,

su desprecio me obligó a que yo asuma…

la venganza del capricho.

Tonto fue desafiar a sus encantos,

Tonto fue intentar controlar su vida loca.

Esta historia comenzó por la culpa de sus ojos,

su mirada se encargó de persuadir a mis antojos.

Ese día en que la vi…empezó para mí la pesadilla,

comenzó sin querer mi sumisión,

asaltó sin piedad mi corazón,

conquistó su afligido palpitar.

Desde entonces me amarró a sus enojos,

me sentí secuestrado por su magia,

y me enredó sin pensar en su dilema.

Poco a poco me hice adicto de sus besos,

y caí en la trampa de sus labios endulzantes.

Me abrasé de su cintura peligrosa,

obsesionado de sus formas majestuosas,

de su intrigante caminar.

Su sonrisa arremetió mi sensatez,

y su forma picaresca de mirar…

terminaron de vencer a mi cordura.

El perfume de su piel me trastornó,

y empecé a desvariar con sus intrigas.

No entendí el porqué de su abandono repentino,

no encontraba la razón de su desidia,

no encajaba el motivo a su indolencia.

Sin ninguna explicación se fue de ahí,

y ahí quedé sumergido en la nostalgia.

Pero un día desperté de mi tristeza,

y fui a buscarla con porfía.

Me propuse conquistarla otra vez,

y logré cautivarla con engaños.

Mi despecho era tal…

que mentí sin piedad y con infamia.

No podía olvidar su traición…

y me tomé el derecho del desquite.

Su crueldad aquella vez…no tuvo límites conmigo,

y en lugar de compasión me dio olvido.

Es por eso que esa tarde cuando pude…

yo la amé como castigo,

y la amé con pasión incontrolable…

que me hice inolvidable.

Y esa noche me marché…

me fui en silencio de su vida,

y la venganza se cumplió de cruel manera.