Canto áspero de nostalgias que reverberan
en la larga y sombría oscuridad
mientras una plácida cigarra tomándose un respiro
en la azotea del tiempo surge cantante como el grillo,
difuminando la noche viejo interprete de mil notas
da paso a la dilatada noche en mis parpados.
Marcha viento, llévate mi sentir lejos,
deja la embriaguez de la quietud a la espiral
inconfundible de confort, baste ya de tanto errar
en las sombras de la noche mi mirada taciturna.
Sea pues y aparezca temprano la aurora
símbolo de sabiduría que acaricia mis adentros
hazme re burbujear hasta conocerme
pero no me hagas caer más en este infierno.
Apaga el sonido del reclamo que me latiguea infatigable
como un sonido avizor de mis fieras tormentas nocturnas
ven a soporizar mi sueño con tu susurrante balada,
arroja fuera de mí, los miedos, la desolación y
este acuoso dolor de sentir el vacío punzándome.
Ya quiero para mí un cálido, aunque tardío amanecer…