La luz penetra
el bosque que habito,
un ensayo de microclima
que se escapa
del ruido de la ciudad.
No soy ya el mismo,
mi cuerpo me lo susurra.
Broto quebrando el pavimento,
en medio de tanta sangre y silencios,
dándome el permiso de volver a nacer
aunque afuera el dolor
se muestre como antídoto para
calmar el dolor…
broto en tierra fértil
y las muecas del pasado
caen y se muestran como realmente son:
máscaras de supervivencia
y heridas sangrantes.
Veo mi cuerpo
y pienso en mi recorrido,
no hay tiempo más importante
que el tiempo de mi cuerpo
y hoy lo veo frente a mí
sin telarañas,
consciente de todo lo que me rodea,
de todo lo que puedo hacer
y de lo que no puedo hacer.
Soy el producto de la tormenta
que sopló la primera partícula de mi ADN
y que hoy desvanezco con las manos
para que no sacuda
a los que mañana estarán por mí.
Broto viéndome por dentro
para luego ver a otros
y compartir sonrisas.