Joseponce1978

Los alérgicos a las flores

No es necesario mover un dedo

para dejarlos en evidencia,

ni tan siquiera precisarás

pedirles que hablen con tu abogado

cuando traten de reclamarte

una explicación por sustentar

tus sueños con unos tirantes

estampados de flores.

En el transcurso del invierno,

justificándose con la pelusa

de su ombligo,

bien pueden pasar por sucedáneos

de abejas de peluche,

pero a la llegada de la primavera

huirán de los gladiolos

como alma que lleva el diablo.

Moléstate en regalarles

un ramo de rosas

 y se verán delatados por el sonrojo

de sus ojos y su pimiento nasal,

aunque quieran hacerte creer

que la emoción les supera

sonándose en un pañuelo

de usar y tirar.

Sorpréndelos pisoteando

margaritas y alegarán

motivos de salud,

pero aquí el único móvil

del crimen es el odio:

su combustible, su motor

y su superficie de agarre.