Por ti las nubes de alas rotas
se visten de blanco
y viven sin desperdiciar una gota.
Por ti riegan la tierra de lluvia azucarada
y alargo mis brazos
y abro la boca
y bebo la vida toda.
Y cuando el cielo es azul,
por ti el sol derrama racimos de vida.
Si pudiera derribar los relojes de los campanarios, sería para parar el silencio
y decirte que te amo por dentro,
con tus siete mil hormigas jugando con mis huesos.
Llegas en un dia sin viento, caliente,
sin bochorno,
con un tropel de hijas rusientes.