Miedo al sentir el vientre de los traumas,
los estiletes de las ataduras,
el espanto como mohos de la muerte,
la lucha por navegar en la marea del destino.
Duda sin poder trepar la cuerda de los sueños,
nos detenemos varias veces en los acantilados del sigilo,
trepados en el columpio de las angustias,
atados en las cúpulas de humo, mirando pedazos de paisajes.
Desosiego al sentir marionetas del subconsciente,
cuantos días la tristeza tambalea y desayuna ansiedad,
sin embargo me escondo detrás de una hormiga solitaria.
Miedo al silencio que aturde las calles,
a pesar de ser nuestro propio camino, quien nos lastima,
hay veces que provoca malicia, tener la vida por delante.