BeeAngela

Ángel.

Un ángel de alas negras aguarda en mi ventana, me arrulla con falsa calma, en medio de gran tempestad.

Su voz se asemeja al fuego, sus ojos como dagas, y aún así, con todo esto, sus caricias calman.

Susurros advierten su presencia, tan embriagante esencia, que temo despertar.

Sus rotas alas, me cubren de pies a cabeza, así, como sus palabras, curan el alma y sanan esperanzas.

Ojos tristes me miran, entre la eterna oscuridad, dos luceros ardientes, que me hacen suspirar.

Tú, majestuoso ángel, irradias potestad, pero ante mi, lo único que das, no son más que endulzadas palabras, carentes de maldad.

¿Quién te dañó tanto, para que tu único deseo sea la crueldad? 

Oh, desdichado ángel, déjame salvarte y empezar la eternidad.


-Mel