Una noche mística del solsticio veraniego
de rituales druidas
observados por pilares vetustos de granito
y fogatas nórdicas,
testigos de ceremonias vikingas
El sol despertante
alumbra un teatro en oscuridad,
cuyo escenario es del reino de Titiana
y su amante con cabeza de asno,
disfrutando su noche amorosa
Los pájaros cantantes de la madrugada,
un coro completo de heraldos del amanecer,
el aire fresco, gatea clandestinamente
sobre las molduras de la ventanas,
acariciando las cortinas ralas de dibujos
de mariposas pertríficadas,
el único intruso de la intimidad de sueños
Ninguna paleta de pintor podría reproducir
aquellos tantos matices de verde,
que adornan un paisaje adormecido
bajo un cielo de verano
Compartimos el día caloroso
como dos amantes inconscientes
de un mundo nefasto,
buscando la sombra como refugio
de un sol devorador
David Arthur ©®
Cuadro de Stonehenge de pincel propio