Yo te adoro, vida mía,
te recuerdo sin césar,
y por siempre te he de amar
en mi gran melancolía;
eres toda mi alegría,
mi perenne palpitar,
es mi vida un suspirar
eres luz y armonía;
tú alientas mi pasión
con esa dulce ternura,
vives en mi corazón
como esperanza muy pura,
esa auténtica ilusión
que me inspira en mi locura...