Se hace empinada la cuesta hasta la cima
el viento acucia, el frio es un puñal
que se nos clava entre pecho y espalda,
el hielo quema, el cielo es pedernal,
la noche acecha con sus oscuras garras,
los compañeros se van quedando atrás,
las manos tiemblan y el corazón flaquea
pero no hay sitio en donde descansar,
hay que vencer tempestades y borrascas,
fundir el hielo, quebrar el roquedal,
abrimos paso a golpes de coraje,
abrir camino a quien viene detrás.
¿De qué nos sirve conquistar la cima
sí en ella solo encontramos soledad
sí al otro lado del valle hay un desierto
si el viento aúlla y no deja descansar?
Mano con mano forjemos la cadena,
una cadena de solidaridad
que no esclavice, que abrace nuestras vidas
que nos permita alcanzar la libertad,
gozar del aura, del zenit, del ocaso,
beber del cáliz con toda intensidad
y el corazón palpitando en nuestro pecho
buscando siempre el amor y la verdad