Doy cinco vueltas en medio de mi insomnio,
sufriendo en el equilibrio de mis párpados sin cerrar,
un adefesio se instala y lo observo remotamente,
es inculto e impertinente,
mi amanecer cada vez se alarga,
deshojadas mis manos entre murmullos,
presintiendo el aire de las olas de un mar seco,
cierro mis ojos en un sueño sin concretarse,
el libro nuboso enciende sus páginas que esparcen su
escrito en mi cabeza,
oigo los llantos de un niño en una cuna vacía,
me siento como marioneta conducida por cuerdas de metal,
es un ir y venir, pues todo me da vueltas,
sin derecho a descansar.