José Luis Barrientos León

Nuestras sombras

 

Tu figura que se mezcla con la mía, ampliando la silueta

Intensificando su color opaco, carente de brillo entre ladrillos

 Sombras frías, imágenes oscuras,

Donde no llega la luz, donde sucumbe el sol rendido, fatigado

 

Sombras piadosas, de nuestros cuerpos extenuados

Como mustias planicies en desamparo, sin latido

Sin miradas, sin brillo,

Como delineando penas sobre el suelo empedrado

Contornos oscuros, sin labios que procreen los besos

 

El misterio de mi sombra junto a la tuya, inanimadas

Sin miradas que resuciten recuerdos o reaviven penas

Como implorando plegarias para redimir los anhelos

O el gemido huracanado de tu cuerpo sobre el mío

 

Sombras liberadas de angustias funerarias

De semblantes prisioneros en pasados lacerantes

Sin arrepentimientos, ni condenas,

Sin límites para los sueños

 

Sombras dichosas por el tiempo que transcurre

Por tu cuerpo sobre el mío en la más íntima entrega

Agitando el cortejo de los cuerpos sin huesos

Que se desvanecen en la tierra sobre la inmensidad del mundo

 

Sombras que se mecen, que se separan y penetran

Sombras que se funden, que se incendian y humedecen

Sombras que se inquietan, que se excitan y se aquietan

Sombras entre las sombras de la pasión y cimiente