Ya no vuelo entre nubes blancas,
mis alas están desgastadas,
del roce con el aire transparente,
en el joven azulado cielo,
donde todo era aparente.
Tengo alergia a las prisas,
no vivo el tiempo, lo paladeo,
exprimo toda su sustancia,
como en un bodegón de deseos,
pintado con cierta exhuberancia.
Cuando por la mañana me afeito,
en el espejo, veo las señales del tiempo,
y a pesar, de percibirme diariamente,
de vez en cuando, hay una pequeña novedad,
un nuevo pliegue que dibuja mi frente.
Cuando la nostalgia aparece, leo mis ojos,
que aunque pequeños y apagados,
tienen muchas páginas leídas,
unas de talante agradable,
y otras necesarias, pero siempre se olvidan.
José Antonio Artès