En el dominó de los amores.
Tomar a todos los amores,
todas las aventuras
y los cariñitos clandestinos,
y revolverlos a todos como a un dominó
junto con las fichas que sobren,
“si es que sobran”
y levantar ficha por ficha
para toparse con sorpresas.
Y encontrarse con algún número conocido,
o descubrir a alguno nuevo,
teniendo siempre en cuenta que uno es el dueño del tiempo
en el dominó de los amores.
Y no esperar tanto de la partida,
si a mucho dar con una ficha que lo lleve a uno al triunfo,
o al menos a divertirse lo suficiente
mientras nos alcanza la derrota.
Chavarro.C