Tengo miedo y fatiga de tener vida, una alma podrida nunca desea ser percibida. Entregada al llanto la gente me ignora, ojalá no tarde más en llegar mi hora.
Los días transcurren y mis ojos lloran como cuencos vacíos. No existen ningunos sonidos que regresen a estos sus sentidos.
Muerta por dentro me falla el sistema, ojalá ellos vieran lo que desencadenan cuando al caminar por la calle, no me dejan de observar.
Una piel me cubre, pero yo no la pedí pues circunstancias fuertes intenta cubrir. Duele el alma y nadie lo nota ¿A quién le importa un alma tan rota?
Alma podrida muerta en vida, llena de angustias y aturdida. Gigante árbol donde cuelgan los desesperados, intentando tocar el cielo con sus propias manos.
Una gran cascada de tormentos hay en una mente con tantos defectos, tal vez de fábrica o inducidos, de igual manera existimos muchos podridos.