Te espero en soledad, sentado en la barbacana
que divide mi sueño del mundo claro y oscuro
donde los sentimientos florecen y presiden
y toda ilusión vuela y desvanece como humo.
Mi vida es un constante recuerdo alegre y triste
donde se vuelve bella la flor seca y marchita,
la lluvia me acaricia mientras yo soy una estatua
y solo siento el viento cada vez que me grita.
Camino sobre andamios hechos de tanta altura
que por bajeza veo el trabajo y sus labores
y solo quiero el mundo donde revolotean
más que materialismos, sentidos y pasiones.
En mi presencia siempre ausentada por mi mundo
de hojas amarillentas y nubes de algodón,
absorto me ilumino sin que nadie me vea
mientras muevo las tristes manillas del reloj.
Y así sigo esperando con toda mi paciencia
como témpano helado que se imagina libre,
goteando en el suelo de los sueños más altos
creando estalagmitas sobre mi tierra firme,
pinchándome sereno entre el mar de mi desvelo
para que un árbol crezca sobre mis sueños tristes.