¡bienvenida sea la tristeza de la esclavitud!
Niño ingenuo que esperaba la Navidad,
tan inocente como inmadura beldad,
no atraerse a sí mismo su virgen virtud,
que pronto mataría sin piedad toda opulencia.
Se iba haciendo hombre adulto pero no sencillo,
que veíase a sí mismo perdido el chiquillo
y crecía la lujuria oscura de la violencia.
Una violencia jamás querida y sí claramente
contaminada de una Sociedad sin miramiento.
Niño ingenuo; hombre adulto sin crecimiento,
crecer en una humanidad muy decadente.
Y aquí este cuento se acabó. Niño se humilla
ante la Oscura Mentira que es la Vida;
hombre ya adulto perdido y sin salida:
el niño ya hombre...hecho una papilla.
NACHO REY