Las hojas del calendario
se desvanecen ingrávidas
entre las nubes plomizas
de florecientes nostalgias,
verdaderos sentimientos
que vibran en las entrañas
por singulares momentos
encantadores del alma,
guardados como tesoros
resplandecientes de gracia.
Las tormentas sorpresivas
muchas veces despiadadas
quisieron quebrar el sauce
desintegrando sus ramas,
sin conocer que con fuerza
más rápido se levanta
demostrando resiliencia
para superar el drama
y después agradecido
entona alegre alabanza.
El inexorable tiempo
sigue con su rauda marcha,
el cuerpo lo manifiesta,
pero debe ser proclama
vivir intenso el momento
sin esperar el mañana.
El futuro siempre incierto
se acepta como la máxima
aprendida por los años
y debemos aceptarla.
La vejez es condición
de naturaleza humana
siempre tiene su belleza
llena de cauta esperanza.