Albedo Fernández

En la casa de mi alma hay un balcón que no da al mar

En la casa de mi alma hay un balcón que no da al mar

Desde allí veo las calles vacías

donde la noche deja ver su ejército

de resplandeciente soledad

 

Desde allí, en los días calurosos

veo salir el sol en armonía

y respiro paz y mi alma se aleja

de su natural agonía

 

En los días calurosos

voy recogiendo las nubes que tú me pedías

y mi cielo ya no se tiñe de gris

si me ve pasar sin tu compañía

 

Sobre mi balcón vuelan gaviotas

que no te extrañan

Otras se posan en la barandilla a verme escribir

escribir sobre ti, vida mía

 

Y puedo sentir entonces una ligera brisa de tiempo

que las obliga a partir

Y yo me lamento de no poder volar

me lamento de no ser libre

 de la soledad de esta casa vacía

 

Desde mi balcón veo el sol ponerse en paz

y veo entonces las calles vacías,

donde la noche deja sentir la calma

que mi corazón tanto ansía

 

Y me dice que entre,

que no hay lugar para mí en la noche

que no es lugar para mi alma

la noche oscura fría.