En la brisa del mar se oye arrastrada
la melosa canción, son lastimero,
de una hermosa sirena enamorada
de un joven y perdido marinero.
Por su canto, la nave naufragada,
y al verlo ella entonaba un refranero:
“¡Apuesto marinero al que yo amé,
que incluso con cariño lo maté!”.