Me acompañan estos tus ojos,los dueños de verdades
que no desean cerrarse, aunque se los ordene
sabiendose los delatores del amor que te profeso,
no como mi boca cobarde que secreta los besos.
No como mis viudos pasos que se niegan la compañía
y vacilantes, jamás logran dar alcancé a los tuyos,
no son sino mendigos mezquinos que no hayan
acomodo sobre la tierra que arañan al franquear el día.
Sabes, mi cuerpo no ha logrado edificar, la cimiente
de una razón que logre enaltecer la rutina del tiempo,
se apacigua como río en una brecha del camino,
para propagarse luego como flama de deseo
y mis huesos y mi carne, tanto como el corazón mismo
no son sino un sencillo alfiletero en el que Cúpido, ese hijo de…
Venus ha dejado más huecos que los hoyos negros.
Yo sigo aquí fiel a mis emociones sin siquiera pretenderlo y
sin poderte asir más allá de los sueños, te pienso y pienso…