Me dicen cosas,
los árboles del bosque
cuando me ven.
Bellos momentos
que guardan en sus trocos
celosamente.
Viejas escenas
de besos y caricias
de los amantes.
Rumor de ardillas,
mezclado con la brisa
de primavera.
Hasta el cuclillo,
el tordo, el carpintero,
guardaron voz.
Ahora se muestran,
reviven a mi paso
con sus caricias.
Yo les sonrío
y respondo a cada uno
en un susurro.
Cierro los ojos,
y abrazo este momento
que inmortalizo.
Y es que el adagio
que emana de los árboles
es el amor.
Rafael Sánchez Ortega ©
08/03/21