Aún no te has despedido y yo siento que ya te fuiste.
Estás a mi lado pero no estás. Es una extraña sensación
que me dice, todo ha cambiado.
Extraño esos te amo que sonaban tan dulces y siempre en momentos
menos esperados, extraño tus manos buscado las mías y esos abrazos
que fueron mi lugar favorito.
Aún no habíamos comenzado nuestra historia y ya no hay nada
que contar.
No esperaba fuera tan pronto, da igual ahora, los tropiezos anteriores
me enseñaron a prepararme para estos eventos; no obstante, hubiese querido
durara un poco más, pero eso no cambiaría el desenlace.
Aún no sé si era amor, pero tu tristeza era mi tristeza, tu alegría era la mía.
Y solo por eso te ahorraré ese trago amargo y me levantaré de la mesa primero,
aunque no se si seguías ahí solo haciendo acto de presencia.
Nunca me gustaron las despedidas, así que no diré nada y despacio, lentamente,
me iré por la puerta de atrás para no hacer ruido.
Gracias por tanto en tan poco tiempo.