El hechizo del amo
sin ambages,
está al límite
de su propia belleza.
Inexorable,
la tierra danza contenida
en sus insólitos ojos .
Inhóspito hábito
vivir con el alma enterrada
en un laberinto de improvisada ceniza.
Postura infinita del silencio
que una página en blanco
calcina,
al renacer
con tu muerte en préstamo,
esperanza caníbal de la palabra dada.