Siempre supe que tú me esperabas,
que un día tu amor seria mío,
estaba escrito y yo estaba deseoso de conocerte para amarte,
porque nacimos para amarnos.
Y llegó el verano siete de Julio,
y se cumplió el destino, estaba escrito.
Cuanto amor hubo,
y las rosas brotaban en mi pecho cuando me besabas,
y yo te las llevaba a la ventana de tu alma,
donde el amor brotaba en tu pecho.
Un día se cerraron tus ojos,
y los míos se quedaron,
para regar las rosas que un día llevaré a tu ventana,
para seguir amándonos en un cielo azul.