Me han pedido que hable de la paz
cuando vengo de mirar tumbas abandonadas
de personas que ya han quedado olvidadas
ya no hay lamentos en sus labios
ni lágrimas, ni tristezas.
Algunos sitios llenos de polvo y tierra
que cubren los sepulcros impávidos
en estos lugares están...
¡Vencedores y vencidos!
seres que un día tuvieron luz y
¡hoy!... oscuridad
Que ya no vieron la vejez de su pueblo
la caída del imperio
el azote de la mezquindad,
ya no hay corazones
ni dueños, sólo hierbas
crecen hasta ocultar su vestigio
cubierto por frondas de árboles
que se han convertido en sus guardianes
árboles que consolaron viudas
¡Huérfanos de padres!
¡Huérfanos de hijos!
¡Vencidos y caídos!
Suena fácil
pero no fue así mientras estuvieron vivos
unos sucumbieron por cobardía
otros por falta de amor a ellos mismos
porque teniéndolo todo se unieron al enemigo.
Así que mientras estemos vivos
vivamos, amemos, perdonemos
con la pasión de ¡amar la vida!
!El tiempo!
De vivir en paz cada momento
dispersar la avenencia y la concordia
que se riegue como plaga en todo firmamento
que llegue a la tierra ayudada por el viento
para que llegue al mundo entero a
¡A niños! ¡Animales! ¡A la naturaleza!
en la guerra no sólo se pierden vidas humanas
¡Se pierde natura! ¡Se pierde esperanza!
¡Se pierden valores!
¡La sangre! ¡La raza!
¡La nobleza! ¡El equilibrio!
con las guerras agrandamos
las necrópolis
que es donde están
los vencedores
pero también…
los vencidos.
©Ivón Arce García