En mi ocaso disfruto de tranquilos momentos,
la quietud me permite recordar las vivencias
que llenaron mi vida con sus dulces esencias
y también la templanza que aplacó fuertes vientos.
No importaron caminos de complejos cimientos
ni mi ayer atestado de diversas falencias
con mirada bizarra resolví las urgencias
finalmente triunfaron los tenaces talentos.
Años bellos cargados de febril fantasía
que dejaron sus huellas con la fresca ternura
convertidos en soles de grandiosa alegría.
Son andamios robustos, desde donde la anchura
del futuro, se espera con solemne porfía,
disfrutando las mieles de la etapa madura.