Oye, nena,
Ven aquí,
Siéntate en mí o encima mio
Qué, al verte a ti,
Mil venas me palpitan,
Ya que soy tuyo y tu eres mía
Porqué de mí serás adicta.
Eh intuyo seducción entre tu y yo,
Que según mi deducción,
Yo soy tu adicción,
Y siendo solo dos,
Que esto quede aquí entre nos
Ya que será nuestro secreto,
Donde, contigo yo me acuesto,
Y para ser concreto,
Te convengo...
Soy un hombre apuesto.
Eres sentenciada a mis encantos
Como a llantos bajo a tantos mantos,
Entre un par de manos,
Sollozando en varios cantos,
Y aclaro que obvio no sería un santo
Una vez que entre en ese cuarto
Y quede ciego mientras cierro puertas,
Con luces fuera, Que al final de cuentas,
No importa que se vea,
Mientras contigo sea,
Y Aunque no lo creas,
Tú serás la preferida
Y más querida de mi vida.