Pésimo, traición a mí mismo, palabras de amor con ojos cerrados, para alguien más poseedora de la imaginación
Pésimo, tan mal que no existe argumentación para defender aquel acto sin derecho a una expiación
Pésimo, creíste en un ser que jamás existió, personaje adecuado a tu interpretación del amor
Pero inolvidables aquellos momentos de euforia, en los que fundidos en un dulce beso, el tiempo al final nos separó
Tú, destino inventado por el instinto de supervivencia, traído desde la intuición para mi salvación
Certeza tenía que eras tan mía, acaso tus ojos mentían tanto como lo hacía yo, juraría que tu sonrisa venía desde el corazón
¡Pésimo! Como un cobarde que escapa de la gloria a cambio de una fantasiosa historia que para amar nunca sirvió
Pésimo, ausente almirante, causante del hundimiento de la embarcación que el puerto prometido jamás conoció
Lágrimas, reflejo roto en nuestro lago, donde un inolvidable día juramos aquel dulce amor que no existió
Pésimo, a pesar del temblor queda en pie la edificación hecha por tu inspiración, con ella recuerdo el incomparable dolor.