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Propensos a la felicidad.
Durante la mayoría de la vida, nada maravilloso sucede. Si no te gusta levantarte para trabajar, y terminar tu trabajo para después poderte sentar a la mesa con la familia o amigos, entonces, lo más probable es que no seas muy feliz.
Si alguien basa su felicidad en los grandes eventos, como un buen trabajo nuevo, enormes cantidades de dinero, un matrimonio perfecto y feliz, o realizar un viaje que deseamos hacerlo desde hace tiempo, pero que por motivos diversos no lo hemos podido realizar, esa persona no va a ser feliz la mayor parte del tiempo.
Si por el contrario, la felicidad depende de un buen desayuno, una bebida agradable que sea de nuestro gusto, o una buena siesta, entonces seremos más propensos a vivir con un poco de felicidad.