ENTRE EL ESTRUENDO Y LA CALMA
Cuando el silencio se espesa,
y amaina el ruido estridente,
comienza a pensar la mente,
el corazón se libera,
de los errantes latidos,
y se modera el sonido,
melodías en los oídos,
en el rostro paz serena.
Canciones en un rincón,
donde los amores suenan,
a ritmo de acordeón,
verdades entre las grietas,
que va dejando el amor,
una eterna sensación,
de un vacío que te encuentra,
que te absorbe, que te apresa.
Caminaba entre las hojas,
y sus crujidos cantaban,
como cantan las gaviotas,
cada paso era un sonido,
que la mente elaboraba,
como melodías ignotas,
con sabor a corazón,
y al pensamiento zozobra.
Bella es la pena mía,
que al oído me susurra,
y cada herida sonora,
huele a pasión ya perdida,
entre las perdidas notas.
Una razón, unas risas,
en cada ágil sensación,
que se va, como la aurora.
Cuando se oye aquel rumor,
aquel eco que traspasa,
se renueva el corazón,
con las notas desgajadas,
veloces como un halcón,
que ve a la presa y la atrapa,
un volcán en erupción,
que va vomitando el magma.
Cruza veloz la canción,
mientras el ruido te atrapa,
en la tupida vorágine,
de la extensa telaraña.
A zarpazos el amor,
hace hueco entre las rajas,
del ruido ensordecedor,
y así, el sonido se apaga.
Estruendo que se desata,
cuando el silencio se escapa,
se va escondiendo la calma,
entre los gritos que atrapan,
como una horrorosa garra,
que hace rea a la razón,
y se mofa de quien ama,
así el amor se desgarra.
Amor que grita y que calla,
y en el silencio se baña,
dando a la verdad su sitio,
y a lo imposible esperanza.
Angel L. Perez ®
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01/09/2021