El bardo que se queda sin sueños que soñar,
o deja que sus alas se cubran de temor;
será un cantor sin lira, velero en ultramar
que se hunde con las olas, por falta del amor.
La pluma de un poeta, por siempre ha de brillar
vistiendo los colores gallardos del honor ;
que vibre con sus cantos, que sepa despertar
del pueblo sus vigores, repletos de fervor.
Los ríos de ilusiones que flotan con los versos,
del vate que venera la santa libertad;
de luz y de esperanza, se vuelven su bedel.
¡Por eso les miramos, perennemente inmersos
en nubes que poseen hermosa claridad;
que ofrece a la justicia sus ramos de laurel!
Autor: Aníbal Rodríguez