De vez en cuando me convierto en creyente
y alzó los micrófonos,
incluso contra mi voluntad,
volteo a verme el interior.
Y por un segundo me reconozco,
no estoy llena de críticas ajenas,
no estoy llena de lástimas terceras.
Alzo los ojos un poco más arriba
del privilegio social
y luzco un poco menos completa,
porque recuerdo que tengo sed.
Olvido que tenía que encender las luces
antes de entrar a la habitación,
desmemorias de una gratificante
lucha de selección natural.
Y los sueños llegan en letras mayúsculas,
recordándome del todo,
Y sus partes malévolas tomaran sus propias
riendas, me harán benevolente.
De los días cálidos, de los días fríos o
simplemente de los futuros,
quiero decirlo fuerte;
realmente quiero destripar tímpanos.
No tengo miedo de irme,
a donde tenga que ser,
porque de vez en cuando, logro ahuyentarme
lo inmensamente penoso de ser yo.