La pasión desenfrenada…
disipada encendió toda la alcoba,
irrumpió groseramente en mi cordura,
y no parece arrepentirse.
El placer me contagio con su algazara,
y me provoca.
Todo fue tan de repente.
Fue una noche impetuosa...
desbordante.
El pretexto fue un chispazo en su mirada,
activo mis emociones,
su figura desafiante me tentaba,
sus contornos esculpidos provocaban,
y sus curvas modelaban
al compás de mis ardientes conjeturas.
No podía contener esa avaricia,
y buscaba como un loco
acariciar ligeramente su hermosura.
Pero usted con su malicia
trastornaba mis deseos,
perturbaba con la pérfida fragancia que regaba.
Su perfume aceleró mis instintos reprimidos,
y promovía un placer atolondrado,
unas ganas de tocarla suavemente
con la yema de mis dedos,
de mimar ese cuerpo acelerado.
Embrujó a mis sentidos
con farsantes alusiones...
me engañó,
y caí sometido a un costado de sus formas seductoras.
Es la historia de un momento apasionado...
sin medida,
es el tiempo de un fragmento de pecado
que no quiso detenerse,
simplemente procreo la inconsecuencia,
fue un encuentro afortunado
que nació con su mirada picarona,
y de sus labios seductores
con su lengua instigadora.
Fue el pretexto de rozar sus suaves manos...
terciopelo que acaricia
con perversas intenciones.