La mirada se pierde entre los mares absolutos de tu paz,
conseguida por la sombra soledad que nos advierte entre la luna
esa posibilidad de abandonarnos tras la faz
de una ciencia amorosa taciturna.
Una forma de morirnos suavemente
comunicándonos algo con la piel
y que pretende abrigarnos todo ser
hasta el punto de desfallecernos entre sollozos
Ese intolerable punto de estallarnos en pedazos
viajar sin rumbo, ignorar lo obvio y lo sentido
despertar de súbito y apartar lo más temido
el de separse tras la culminación de nuestro ocaso.
Pero la promesa queda en el aire y en tu regazo
ágiles caricias van danzando por nuestras frentes
confirmando este especial y amoroso pacto:
el de seguir amándonos de mil formas diferentes...