El silencio sordo de una ciudad dormida, tranquiliza el ruido que me genera mi propia ausencia.
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No, no es título, solo eso puedo decir. No sé si les pasa, si lo sienten… si se encuentran cada vez más ajenos a sí mismos. La sociedad parece expulsarme, no necesitarme y me acorrala siempre hacia el vacío. Es tan absurdo. No hay días buenos, tampoco hay días malos, solo hay días que transcurren unos tras otros cada vez más rápido. El tiempo se acelera o no sé, pero así se percibe. La noche termina siendo el único lugar apacible, tranquilo y silencioso. La soledad me otorga espacios de simple y profunda alegría, a veces creo que podría describir esta sensación tan fuerte que tengo en mi pecho, en mi mente… pero no puedo y busco escritores que hablen por mí, porque desde que olvidé como escribir me siento cada vez más ausente.