La noche es cálida y de luna llena,
Salimos a caminar tomados de la mano,
Entre charlas, risas y abrazos,
Nuestros cuerpos sintieron el calor de verano.
Al darte un beso muy apasionado,
Pude notar erguidos tus botoncitos,
Tú notaste mi mirada en ellos,
Nuestros cerebros se comunicaron rapiditos.
No necesitamos ni siquiera expresarlo,
La casa estaba cerca y hacía allá nos fuimos,
Caminamos abrazados y mi mano rozaba,
Tus ricos botoncitos cual preciados racimos.
Al entrar por la puerta tú blusa ya Cansada,
Ahí quiso reposar la acompaño mi camisa,
Después tú sostén se quejo de tanto aprieto,
Dejó libres tus senos después voló de prisa.
Yo cuál Caballero qué soy te ayude a sostenerlos,
Con besos cariñosos los consoló mi boca,
Ya tu pantalón y el mio pedían ser liberados,
Y juntos los mandamos donde dormir les toca.
Después que vacaciones le dimos a la ropa,
Te cobije con mi cuerpo y te comencé a besar,
Bajando lentamente recorriendo tú cuerpo,
De ida y de vuelta hasta en tu colmena parar.
Cual oasis sagrado mi lengua Disfrutó,
Jugó por las orillas y hasta al último entró.
Y como se degusta un suculento manjar,
No paré hasta que la cereza el rico nectar me dió.
Después tú te enderezasté y,
Bajasté hasta la fuente con popote a degustar,
Con tus labios y lengua sus mieles extrajisté,
Pero antes del torrente te quisiste sentar.
Cómo potros salvajes galopamos la pradera,
Mientras yo sostenia tus balanceantes delicias,
Y así juntos llegamos jadeantes a la cima,
La cima del placer con besos y caricias.