Anoche soñé que eras mía, cómo
sonreía, que por fín estabas a mi
lado, y desperté alegre porque no
estabas conmigo. Que sueño extraño
tenía, y sonreía, que estuve contigo, por mi parte de lejito estoy
de ti, porque no quiero tú compañía
ni tu perverso amor ; hasta tristeza
me causa, porque no inspiras versos
de ternura. Lástima, a este
hombre que te ama de verdad, y le
ruego a Dios que ni en lo soñado
estés para no sufrir de melancolía;
que me causas, porque no recibo
desde hace tiempo tú amor,
ni un caricia de parte tuya.