De par en par abrí mi corazón
dispongan de mis sentidos
dispongan de mi piel desnuda
dispongan de mi verbo emancipado.
Arrastraba un lastre aporreado
que venía anunciándome ¡ basta ¡
solo yo podía salir de ese plano
donde mis nervios no aguantaban,
estaban mortificados, atribulados
quería tomar un frasco y taparlos.
Ese día, decidí desplegarlos, exhibirlos
en estantes de vidrios estructurados,
pero salieron desordenados, bulliciosos
obsesivos, ardidos, inquietos, impulsivos,
no los podía agarrar, salieron desbocados,
transitaron un camino ya conocido
con obstáculos tercos en réplicas
obligándome a sacar las espuelas.
Para defenderme, tomé algunos atajos
llegué a un punto roto, allí me paré en seco.
Tomé una copa en la intimidad
me acompañaba a mí misma,
horneaba lo sucedido, se quemaba.
Deje en cenizas los amorfos momentos,
comprendí que circundaban en el tiempo
horas malgastadas que traspasaban mi vida
con inútiles reivindicaciones no comprendidas,
vacíos, lunas menguantes, metáforas,
idas y venidas multiplicadas
para explicar algo que quedó sin sosiego.
Inexorables sombras se derramaron en silencio
con acusaciones en repertorios guardados,
trozos de llamas estériles desfilaron resignados,
sarcasmos, epítetos gastados, vehemencia
me dejaron bloqueada mirando al infinito,
fallida quedé en reticencia
y por eso, al fin decidí decantar mi alma
dispongan de mis sentidos
dispongan de mi piel desnuda
dispongan de mi verbo emancipado.
¡ REPOSO ¡
Lale Neda