Algún día vendrás por el prado, p
or los campos de trigo pasado el arado,
semillas de granos, de avena y rocío,
con copos de nieve y cantos de amigos
que viven muy lejos sobre las montañas
llenas de nostalgias, de besos, de olvidos,
de rosas y nidos.
Algún día se abrirá el camino,
llegarás temprano, corriendo sin freno,
y me besarás en medio una calle
en la noche hermosa de aquel Buenos Aires
templado y tranquilo para prometerme
quererme por siempre
desde el tiempo bueno de cosas eternas
que se han ido atando en nuestro destino.